A los organizadores del 
Primer Encuentro de 
Escritores de Ciudad Juárez

7 de septiembre de 2011

Estimados amigos, gracias por su invitación al Encuentro. Los días que estuve con ustedes volví a encontrarme entre amigos. Me sentí en familia. Sé el esfuerzo que requiere la coordinación minuto a minuto de eventos como éste que ustedes tan bien llevaron a cabo.
Gracias en primer término a Yuvia, a Antonio, a Edgar y a Santana, y a todos los organizadores y activistas culturales que apoyaron el Encuentro. Me llevo la satisfacción de haberme reencontrado con Espíndola, con Ogaz, con Blas, con Maury, con Ordaz y con todos los ex miembros del Taller del INBA en Ciudad Juárez que fueron a los eventos. Gracias por sus palabras de cariño hacia mi persona, por la constante mención y reconocimiento público de mi trabajo como coordinador de talleres por 8 años en mi ciudad. Estoy muy agradecido por ello. Gracias por sus libros dedicados a mi persona. Sé que esos libros nacieron en las largas sesiones de mi taller y que ahora son una prueba de que la labor del Taller del INBA sigue dando sus frutos. Estoy feliz de que las promociones o generaciones de talleristas que estuvieron bajo mi cargo son ahora los activistas culturales en la tan difícil tarea de difundir la cultura en medio de la violencia que se vive en mi ciudad. Mis ex talleristas, mis amigos, son los que ahora están publicando sus poemarios, cuentarios, novelas y crónicas, digo esto con satisfacción y absoluto orgullo.
Este Encuentro me dio la oportunidad también, de dialogar con investigadores de otros países que no conocían nuestra obra y que ahora les interesa conocer a fondo.
Una nota triste: No pude asistir al homenaje público que se le rindió a mi estimada Susy, de la que guardo recuerdo siempre de cariño y respeto. Me dolió y me duele su muerte, la trágica, terrible muerte de mi estimada Susy; no estuve en su homenaje pero está en mi corazón siempre; niña de los poemas tristes e impacientes.
No me queda sino darles de nuevo las gracias, queridos amigos. Al terminar esta carta lo hago emocionado, pensando: a estos jóvenes de Ciudad Juárez, nadie, nada, ni la violencia más terrible, los podrá callar porque hablan con la palabra verdadera de la poesía.

José Manuel García García